Evelyn Piña-Covarrubias, Cuauhtémoc Chávez, Mark A. Chapman, Montserrat Morales, Cynthia Elizalde-Arellano, C. Patrick Doncaster
Journal of Mammalogy 104 (1), 115-127, (9 November 2022) https://doi.org/10.1093/jmammal/gyac090
KEYWORDS: camera trapping, dietary analysis, endangered mammals, indirect wildlife monitoring, large predators, spatially explicit capture–recapture models, Análisis alimentario, foto-trampeo, grandes depredadores, mamíferos amenazados, modelos espacialmente explícitos de captura-recaptura, monitoreo indirecto de fauna silvestre
Jaguars and pumas are top-predator species in the Neotropics that are threatened by habitat destruction, illegal poaching of their body parts and their favored prey, and by the human–wildlife conflicts that arise when predators attack livestock. Much of the remaining felid habitat in the Americas is in protected nature reserves that are too small and isolated to support local populations. Surrounding forests therefore play a vital role in felid conservation. Successful long-term conservation of these two felids requires evidence-based knowledge of their biological and ecological requirements. We studied population distributions of jaguars and pumas and their prey in and between two small, private reserves of the Northern Yucatán Peninsula, Mexico, with areas of 25 and 43 km2. During 2 years of camera trapping (2015 and 2016), we detected 21 jaguars, from which we estimated an average space requirement of 28–45 km2/individual. Dietary niche overlap exceeded random expectation. The most frequently occurring prey items in jaguar and puma diets were collared peccary and deer. Jaguar also favored nine-banded armadillos and white-nosed coati, while puma favored canids. Both felids avoided ocellated turkey. Overall, diet of jaguars was less species-rich, but similar in niche breadth, to that of pumas. A fluid use of space by both species, in 2015 tending toward mutual attraction and in 2016 toward partial exclusion of pumas by jaguars, combined with the high dietary overlap, is consistent with a dominance hierarchy facilitating coexistence. Jaguars and pumas favor the same prey as the people in local communities who hunt, which likely will intensify human–wildlife impacts when prey become scarce. We conclude that even small reserves play an important role in increasing the continuity of habitat for prey and large felids, whose generalist habits suppress interspecific competition for increasingly limiting prey that are largely shared between them and humans.
Los jaguares y pumas son las principales especies depredadoras del Neotrópico. Se encuentran amenazados por la destrucción de su hábitat, la caza furtiva de sus partes corporales, así como de sus presas favoritas, y por los impactos entre humanos y vida silvestre que surgen cuando estas especies atacan al ganado. Gran parte del hábitat protegido de los felinos restante en las Américas lo constituyen reservas naturales que son demasiado pequeñas y aisladas para por sí mismas sustentar las poblaciones locales de estas especies. Por lo tanto, los bosques circundantes juegan un papel vital para la conservación de estos felinos. La conservación exitosa a largo plazo de estas dos especies de felinos necesita conocimiento basado en evidencia de sus requerimientos biológicos y ecológicos. Estudiamos la distribución de poblaciones de jaguares y pumas, y sus presas, en dos pequeñas áreas protegidas privadas del norte de la península de Yucatán, México, con áreas de 25 y 43 km2, y en el área no protegida de 250 km2 que se encuentra entre ellas. Durante un estudio de foto-trampeo de dos años (2015 y 2016), detectamos 21 jaguares, a partir de los cuales estimamos requerimientos espaciales de 28–45 km2/individuo en promedio. La superposición entre nichos alimentarios superó las expectativas aleatorias. Las presas más frecuentes en las dietas del jaguar y el puma fueron el pecarí de collar y los venados. El jaguar también favoreció al armadillo de nueve bandas y coatí de nariz blanca, mientras que el puma favoreció a los cánidos. Ambos felinos evitaron al pavo ocelado. En general, la dieta de los jaguares presentó menor riqueza específica, pero similar amplitud de nicho a la de los pumas. Un uso fluido del espacio por parte de ambas especies hizo que en un año tendieran a tener atracción mutua y en otro a una exclusión parcial por parte de los jaguares a los pumas, lo cual, en combinación con la alta superposición alimentaria, es consistente con una jerarquía de dominancia que facilita la convivencia. Los jaguares y los pumas favorecieron las mismas presas que la gente que caza en las comunidades locales, lo que probablemente intensificará los impactos entre humanos y vida silvestre cuando las presas escaseen. Concluimos que incluso las reservas pequeñas desempeñan un papel importante en el aumento de la continuidad del hábitat para presas y grandes felinos, cuyos hábitos generalistas suprimen la competencia inter-específica por presas cada vez más limitadas que en gran parte comparten con los humanos.