One of the main problems in keeping lesser anteaters (Tamandua mexicana) in captivity is the formulation of an appropriate artificial diet. At “Miguel Álvarez del Toro” Zoo (ZooMAT), Chiapas, México, the lesser anteaters are fed with a mixture of chicken, orange juice, hard-boiled egg, vitamins, minerals, formic acid, and vinegar. Weak animals are sometimes allowed to naturally feed on termite mounds. The objective of this study was to determine the nutritional value of the diet used at ZooMAT and compare it with the nutritional requirements for this species. Dry matter, fat, ash, crude fiber, and protein content of the mixture offered daily to the lesser anteaters were analyzed. The artificial diet covers the protein and energetic needs, while fiber contents are low. All lesser anteaters should be given access to termite mounds to increase fiber consumption. Furthermore, the change to a commercial diet for insectivores should be considered.
Introducción
Los osos hormigueros del género Tamandua pertenecen al orden Pilosa, que incluye osos hormigueros, tamandúas y perezosos. Existen dos especies: T. mexicana, la cual habita desde el sureste de México hasta el suroeste de América del Sur y T. tetradactyla que se distribuye desde el noroeste de Venezuela al norte de Argentina y Uruguay (Cuarón, 1987; Wetzel, 1975, citado por Oyarzun et al., 1996). Son depredadores altamente especializados que subsisten exclusivamente de termitas y hormigas (Edwards, 1990; Grateau, 1998; Valdés, 2000). Uno de los reportes más completos sobre sus hábitos de alimentación fue hecho por Montgomery (1985), quien encontró que el principal alimento de T. tetradactyla y T. mexicana silvestres en Panamá y Venezuela eran termitas Nasutitermes. Del contenido estomacal se identificaron al menos 10 especies de 6 géneros de termitas (Nasutitermes, Microcerotermes, Armitermes, Leucotermes, Coptotermes y Calcitermes). Las hormigas identificadas variaron entre T. tetradactyla (Solenopsis, Formicine y Camponotus) y T. mexicana (Camponotus, Azteca y Crematogaster).
Los tamandúas son animales que pueden encontrarse en colecciones zoológicas (Cuarón, 1987; Ward et al., 1995; Gallegos, 1998). Inicialmente, su presencia se limitó casi exclusivamente a los zoológicos del continente americano (EEUU, México, Centroamérica, Venezuela y Brasil) pero en la actualidad también se están manteniendo exitosamente en varios zoológicos europeos y asiáticos (ISIS, 2010). Incluso, se emplean en los departamentos educativos de varias instituciones zoológicas de los EEUU. A diferencia de las creencias populares, son animales de hábitos tranquilos y nada fáciles de adaptar al cautiverio debido a sus especializadas características de alimentación (Cuarón, 1987; Ward et al., 1995; Gallegos, 1998; Valdés, 2000). T. mexicana tiene una escasa sobrevivencia en cautiverio debido a una combinación de circunstancias, tales como problemas nutricionales, malas condiciones físicas del ejemplar silvestre al llegar al zoológico, albergues mal diseñados y errores de manejo. Son muy frecuentes las deficiencias nutricionales debido a su dieta altamente especializada (Meritt, 1970; Cuarón, 1987; Ward et al., 1995; Gallegos, 1998; Valdés, 2000) que es difícil de imitar en condiciones controladas. El alimento que consume en vida libre un tamandúa contiene los componentes que requiere para sustentar su vida adecuadamente y posee las propiedades físicas que le ayudan a mantener un tracto gastrointestinal saludable. En cautiverio, la anatomía de la cavidad oral y de la lengua en particular dictan la necesidad de una dieta artificial líquida, semi sólida o con partículas muy pequeñas, que puedan ser fácilmente consumidas por el animal (Cuarón, 1987; Edwards y Lewandowski, 1996; Grateau, 1998). El alimento debe ser ofrecido en una forma que mantenga al animal activo (Edwards y Lewandowski, 1996).
Uno de los mayores problemas en la alimentación se refiere a la complementación con vitaminas y minerales. Varios pueden ser tóxicos cuando se dan en ciertas concentraciones; por ejemplo, la hipervitaminosis A y D causó hiperóstosis de la espina dorsal a nivel toracolumbar-coccígeo en 5 tamandúas. Estos animales recibían 57.000 UI de vitamina A y 6.700 UI de vitamina D en su dieta, por lo que esta dosis de complemento debe de considerarse excesiva para esta especie (Crawshaw y Oyarzun, 1996; Parás y Camacho, 1997). El suministro del aminoácido sulfurado taurina es de suma importancia, ya que se ha descrito su deficiencia para Myrmecophaga tridactyla asociada a un cuadro de cardiomiopatía dilatada similar a la diagnosticada para felinos domésticos (Aguilar et al., 2002; Wilson et al., 2003; Teare et al., 2009). Los requerimientos indicados para felinos domésticos deberán ser considerados como necesarios para esta especie (Parás et al., 1997).
El objetivo del presente trabajo fue caracterizar nutricionalmente la alimentación que se ofrece a los ejemplares de Tamandua mexicana en el Zoológico “Miguel Álvarez del Toro” (ZooMAT) y compararla con los requerimientos reportados para la especie.
TABLA 1.
Ingredientes empleados en la preparación de la dieta de Tamandúas (T. mexicana) en el ZooMAT.
Materiales y Métodos
Esta investigación se realizó en el Zoológico “Miguel Álvarez del Toro” (ZooMAT), dentro de la Reserva Ecológica “El Zapotal” (16°43'N, 93°06'W) a 2 km al sureste de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Dicha reserva es parte de la elevación conocida como “Meseta de Copoya”, incluida en la Depresión de Chiapas.
Alimentación
La dieta para tamandúas del ZooMAT se basa en una mezcla de carne de pollo, jugo de naranja y huevo duro, complementada con vitaminas y minerales, ácido fórmico y vinagre (Tabla 1). Todo es licuado hasta obtener una consistencia espesa que se pasa por un colador para eliminar las fibras de carne que no se licuaron. Se mantiene en refrigeración para ofrecerse ad-libitum dos veces al día en diferentes comederos de acero inoxidable. La dieta permanece en el comedero por tres horas, al cabo de las cuales se desechan los restos no consumidos. Ocasionalmente, se deja que los tamandúas débiles o que presenten problemas de diarrea, puedan alimentarse de forma natural en zonas con termiteros dentro de la reserva.
Análisis de muestras
Se realizó la caracterización nutricional, mediante análisis químico proximal, de la dieta que se proporcionó a 7 ejemplares (1.2.4) de T. mexicana que forman parte de la colección del ZooMAT. Las muestras de la dieta se congelaron y se enviaron al Laboratorio de Bromatología, del Departamento de Nutrición Animal y Bromatología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para su análisis. Se determinó materia seca, grasa, ceniza, fibra cruda y proteína cruda de acuerdo a los métodos de Tejeda (1983):
TABLA 2.
Registro de consumo de dieta para Tamandua mexicana dentro de la colección del ZooMAT.
Materia Seca (MS): Se determinó colocando las muestras dentro de una estufa a una temperatura entre 90 y 100° C por un período de 18 h hasta obtener un peso constante.
Proteína Cruda (PC): Se determinó utilizando el procedimiento de Kjeldahl.
Extracto Etéreo (EE): Se obtuvo por medio del Soxhlet.
Cenizas: Se incineró la muestra en una mufla a 500 o 600°C hasta peso constante.
Fibra Cruda (FC): Fue obtenida por diferencia entre el peso antes y después de digerida la muestra en ebullición en ácido diluido, luego en base diluida y finalmente secada e incinerada.
Elementos Libres de Nitrógeno (ELN): Se determinó a través de la diferencia entre el peso original de la muestra y la suma de los pesos de MS, PC, EE, FC y Cenizas.
Para colectar muestras de termitas, se abrió una sección del termitero con un machete. Una vez expuestas las termitas, se las colectó con una bomba de dos vías succionándolas para colocarlas en dos recipientes de plástico de 8 cm de alto por 4 cm de diámetro.
Las muestras fueron refrigeradas y remitidas al Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México para el análisis químico y la clasificación de las termitas.
Con los resultados de los estudios se realizó un análisis de estadística descriptiva y se compararon los contenidos nutricionales de las dietas actual y natural con los datos reportados en la literatura para la especie.
Resultados y Discusión
La alimentación de mamíferos en cautiverio siempre ha representado un reto significativo y sus requerimientos nutricionales deberán de considerarse al momento de diseñar las dietas artificiales. En el caso particular de los tamandúas se conoce muy poco de sus necesidades nutricionales y sus niveles de tolerancia no han sido establecidos.
Por ser un zoológico que alberga fauna regional, el ZooMAT se ha caracterizado por presentar especies no siempre fáciles de mantener en cautiverio. Los tamandúas existen dentro de su colección desde la década de los ochenta y a partir de entonces, de forma regular, ejemplares de vida libre han llegado en calidad de donaciones. Una vez adaptados a la dieta del cautiverio, algunos han permanecido en exhibición por hasta 9 años. Sin embargo, existen pocos registros confiables de esta información. A partir del reporte de la crianza a mano del primer tamanduá en el ZooMAT en 1984, se han llevado registros consistentes en el historial de los tamandúas. Es a partir de 1997 cuando existe una sistematización en la información registrada sobre la biología en cautiverio de los tamandúas (Tabla 2).
TABLA 3.
Análisis proximal de la dieta para tamandúas (Tamandua mexicana) ofrecida en el ZooMAT, de los termes (Nasutitermes sp.) de la reserva “El Zapotal” y el promedio reportado por Oyarzun et al. (1996) para la especie.
Las termitas consumidas por tamandúas débiles o enfermos en la reserva de El Zapotal fueron clasificadas como Nasutitermes spp. y corresponden al principal alimento encontrado por Montgomery (1985) en el contenido estomacal de tamandúas de vida libre de Panamá y Venezuela. Los resultados obtenidos del análisis químico proximal de la dieta para tamandúa del ZooMAT (Tabla 3) arrojan un valor alto en proteína que sobrepasa el rango recomendado por Ward et al. (1995; 25–40% MS). El valor de proteína obtenido en el análisis hecho a las termitas del ZooMAT fue de 52,47 % MS, ligeramente menor al valor reportado por Oyarzun et al. (1996; 58,20 ± 3,67% MS). Este último valor es el reporte promedio para la combinación de castas consumidas. La energía aportada por la dieta para tamandúas del ZooMAT (5,19 Kcal/g) es más alta que la encontrada en las termitas Nasutitermes spp. analizadas (3,30 Kcal/g) pero cercana a los datos aportados por Oyarzun et al. (1996; 6,01 Kcal/g) en la mezcla de castas (90% trabajadoras y 10% soldados) de Nasutitermes spp. En el caso de la fibra, la dieta del ZooMAT aparentemente es deficiente si se compara con los valores encontrados en las termitas tanto del ZooMAT como lo mencionado por Oyarzun et al. (1996; 0,035%, versus 20,36 y 15,22%, respectivamente). Para incrementar el consumo de fibra de forma natural, se lleva a algunos tamandúas (enfermos o débiles) semanalmente a realizar “pastoreos” en termiteros naturals.
Conclusiones
La dieta que se ofrece a los tamandúas del ZooMAT cubre las necesidades de proteína y energía reportadas para la especie. Los niveles de fibra encontrados en la dieta son bajos comparados con lo reportado. Por lo tanto, se sugiere incluir en los “pastoreos” a todos los ejemplares y considerar el cambio a una dieta comercial exclusiva para insectívoros.
Debido a una falta de valoración constante, los niveles de vitamina A y D no se han determinado por lo que su exceso o deficiencia no se han establecido. Sin embargo, no se han presentado síntomas compatibles con hiperóstosis en ninguno de los ejemplares albergados.
La conducta reproductiva exitosa y la ausencia de deficiencias evidentes en los tamandúas del ZooMAT sugieren que la dieta artificial cubre sus necesidades básicas de mantenimiento.